Exprésate Desde Tu Libertad

martes, 8 de abril de 2008

El Trayecto Interior


El trayecto interior no es un trayecto lineal ni tampoco fácil. Como en un laberinto, vamos recorriendo caminos que a veces nos llevan a un muro que bloquea nuestro paso y debemos cambiar la dirección. Es un camino lleno de corredores para explorar y recorrer, pero no es una ruta prediseñada que alguien dispone para nosotros. Somos nuestros propios novelistas, los diseñadores y arquitectos de nuestro propio laberinto. Somos los que alzamos muros y colocamos obstáculos; los que escogemos las rutas acertadas o equivocadas, los que llegamos a puntos muertos o ponemos dragones vigilando las puertas. Somos nosotros también quienes derrumbamos muros y abrimos las puertas con las llaves adecuadas; los que aprendemos a descansar y a observar el laberinto; los que salimos de él o llegamos a su centro.

Nuestro trayecto puede ser más fácil o más difícil; más doloroso o menos, en función del relato que vayamos escribiendo de nuestra propia vida, ya que somos los autores, los inventores y creadores de la misma. El trayecto interior es un trayecto para vivir y gozar, para entrenar nuestras habilidades; para poner a prueba nuestra perseverancia; nuestra prudencia y nuestra voluntad. Para llegar al centro del laberinto, a nuestro centro, a nuestra esencia, deberemos aprender constantemente, de nosotros mismos, de los demás y de los retos que hallamos en nuestro camino. El objetivo es encontrar nuestro centro, el centro que nos ilumina. Lao Tse decía que conocer a los demás es sabiduría pero que conocernos a nosotros mismo es iluminación. El secreto de la existencia no radica en el hecho de estar vivos, sino en saber para qué estamos vivos y vivir. La peor desgracia que le puede suceder a una persona es desconocerse. Este desconocimiento le puede dificultar su camino interior y exterior. Es importante que nos concedamos la oportunidad de encontrar nuestro centro. ¿Acaso podemos amarnos sin conocernos?

Nuestro trabajo personal es convertirnos en personas y esta tarea perdura a loa largo de toda nuestra vida. Es el camino de la autodependencia que nos permitirá hacernos cargo de nosotros mismos. En este viaje vamos escogiendo nuestro equipaje. ¿Vacíos o llenos? El silencio y la humildad son un equipaje ligero y adecuado para este interesante viaje. Sentir y saber que sentimos supone una diferencia vital. Este trayecto es único y nunca comparable al camino de otros seres. Sería malgastar inútilmente nuestra energía, el hecho de intentar ser el mejor de todos y tomarnos la vida como una competición. El objetivo es llegar a dar lo mejor de nosotros mismo. Sólo si encarnamos lo que pedimos a los demás, seremos personas coherentes capaces de influir sin invadir o mandar. La Ley de la Autoaplicación Previa de la Ecología Emocional, nos indica que no podemos hacer por los demás aquello que no somos capaces de hacer ni darnos a nosotros mismos. La primera llave para llegar al centro del laberinto es saber responder a la pregunta: ¿Quién eres?


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Jaume Soler

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