Exprésate Desde Tu Libertad

jueves, 31 de enero de 2008

El equilibro personal


Ante cualquier tipo de relación que establezcamos con los demás es básico encontrarnos en una situación de igualdad.

Las relaciones desiguales, ya sea por superioridad o inferioridad ante los demás, son relaciones viciadas ya desde sus inicios y que están destinadas al fracaso.

Las relaciones personales deben basarse en este fundamento: todos hemos nacido exactamente iguales, con los mismos derechos y los mismos deberes. Nadie es más que nadie y si alguno se siente mejor o peor que los demás estará dando a sus relaciones con los demás unos matices realmente enfermizos.

Gay Hendriks en su libro “The ten second-miracle” afirma que hay tres posturas que toda persona siente la tentación de adoptar en sus relaciones con los demás, pero que debe evitar a toda costa.

Estas tres posturas son las denominadas: víctima, verdugo y salvador.

Según el autor, adoptar el papel de víctima es tremendamente sencillo. Es al que rápidamente acudimos cuando nos sentimos defraudados por algo, cuando nos ha sucedido algo que no nos gusta. Nos sentimos “victimas de algo: de su jefe, del mundo, de su dolor de cabeza. Además la energía que se consume representando el papel de víctima es justo la que hace falta para cambiar el rumbo de la existencia”.

Asumir que cada uno es dueño de su propia existencia, de su destino, de su vida puede ser duro al principio pero es la única manera de no caer en el victimismo de sentirnos desgraciados por culpa de algo externo: de las circunstancias, de la mala suerte o de los demás.

Para Hendriks la existencia de víctimas hace posible la existencia de la segunda postura que hay que evitar: la de verdugos.

El papel de vengador o de salvador (la tercera postura que hay que evitar) es muy similar. “El salvador es el que hace, muchas veces, que el problema persista”

Ser excesivamente compasivos o condescendientes con los demás en los malos momentos, puede producir que esa persona se siga refugiando en su papel de victima y no le ayudemos a salir de esa situación, regocijándose en su mala suerte.

Consolar a los demás ante el dolor es bueno pero no hasta el punto de “reforzar su sensación de debilidad”.

El autor prosigue: “Mi recomendación radical es: limitemos las amistades a tres o cuatro personas que acepten tratarnos como seres responsables en nuestra vida, y tratémoslas a ellas del mismo modo”.

Debemos asumir ser responsables de nosotros mismos, de nuestra existencia. Todo aquello que evite nuestra responsabilidad sobre nuestras propias vidas nos impedirá tomar las riendas de nuestro destino.

Lo que, para Hendriks, tiene el victimismo es que “crea adicción”. “Una vez que se prueba, uno tiene que aumentar un poco la dosis cada día. Y para mantener este hábito hace falta tiempo y energía y rodearse de una serie de colegas de victimismo”.

Para tomar el mando, el autor recomienda dar dos pasos importantes: hacer una declaración de la toma de poder de nuestra existencia y darlo a conocer a los demás.

“Toma el teléfono y llama a tu mejor amigo y pídele que nunca más vuelva a pensar en ti como una víctima... Pídele que cuando se te olvide te diga: "despierta, tú estás al mando, si no te gusta el rumbo que están tomando las cosas, cámbialas”.


Por R. Sidelsky

lunes, 21 de enero de 2008

Ya no danzo al son de los tambores

Dedicado a tí, "gracias".



Érase una vez un pájaro, adornado con un par de alas perfectas y plumas relucientes, coloridas y maravillosas. En fin, un animal hecho para volar libre e independiente, para alegrar a quien lo observase. Un día, una mujer lo vio y se enamoró de él. Se quedó mirando su vuelo con la boca abierta de admiración, con el corazón latiéndole más de prisa, con los ojos brillantes de emoción. Lo invitó a volar con ella, y los dos viajaron por el cielo en completa armonía. Ella admiraba, veneraba, adoraba al pájaro.

Pero entonces pensó: «¡Tal vez quiera conocer algunas montañas distantes!». Y la mujer tuvo miedo. Miedo de no volver a sentir nunca más aquello con otro pájaro. Y sintió envidia, envidia de la capacidad de volar del pájaro.

Y se sintió sola.

Y pensó: «Voy a poner una trampa. La próxima vez que el pájaro venga, no volverá a
marcharse».

El pájaro, que también estaba enamorado, volvió al día siguiente, cayó en la trampa y
fue encerrado en la jaula.

Todos los días ella miraba al pájaro. Allí estaba el objeto de su pasión, y se lo enseñaba a sus amigas, que comentaban: «Eres una persona que lo tiene todo». Sin embargo, empezó a producirse una extraña transformación: como tenía al pájaro, y ya no tenía que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro, sin poder volar ni expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo el brillo, se puso feo, y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo y limpiar la jaula.

Un buen día, el pájaro murió. Ella se puso muy triste, y no dejaba de pensar en él. Pero no recordaba la jaula, recordaba sólo el día que lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes.

Si profundizase en sí misma, descubriría que aquello que la emocionaba tanto del pájaro era su libertad, la energía de las alas en movimiento, no su cuerpo físico.

Sin el pájaro, su vida también perdió sentido, y la muerte vino a llamar a su puerta. «¿Por qué has venido?», le preguntó a la muerte.

«Para que puedas volar de nuevo con él por el cielo -respondió la muerte-. Si lo hubieses dejado partir y volver siempre, lo admirarías y lo amarías todavía más; sin embargo, ahora necesitas de mí para poder encontrarlo de nuevo.»


"Once Minutos"
Paulo Coelho.

lunes, 14 de enero de 2008

Himno a Isis


Porque soy la primera y la última,

yo soy la venerada y la despreciada,

yo soy la prostituta y la santa,

yo soy la esposa y la virgen,

yo soy la madre y la hija,

yo soy los brazos de mi madre,

yo soy la estéril y numerosos son mis hijos,

yo soy la bien casada y la soltera,

yo soy la que da a luz y la que jamás procreó,

yo soy el consuelo de los dolores del parto,

yo soy la esposa y el esposo,

y fue mi hombre quien me creó,

yo soy la madre de mi padre,

soy la hermana de mi marido,

y él es mi hijo rechazado.

Respetadme siempre,

porque soy la escandalosa y la magnífica.


-Fragmento- Siglo III o IV (?),
descubierto en Nag Hammadi.

martes, 8 de enero de 2008

La relatividad de los opuestos: Cuento del granjero.


(...) cuando su caballo se escapó su vecino se compadeció de él pero la única respuesta que recibió, fue: «¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?»

Al día siguiente, el caballo regresó con una manada de caballos salvajes a los que se había unido. En esta ocasión el vecino le felicitó por su inesperada suerte pero la respuesta fue la misma que antes: «¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?»

También en esta ocasión nuestro granjero acertó porque al día siguiente su hijo se rompió una pierna al tratar de montar uno de los caballos salvajes. El vecino le mostró ahora su condolencia y por tercera vez escuchó la misma respuesta. «¿Quién sabe lo que es bueno y los que es malo?»

Y una vez más sus palabras fueron acertadas porque al amanecer llegaron los soldados reclutando gente para el ejército pero su hijo se salvó a causa de su lesión...


Relato Taoísta.

lunes, 7 de enero de 2008

Actitud Positiva

Ríe, relájate, perdona, pide ayuda, haz un favor, delega tareas,
expresa lo tuyo, rompe un hábito, haz una caminata
sal a correr, pinta un cuadro, sonríe a tu hijo,
permítete brillar.

Mira fotos viejas, lee un buen libro, canta en la ducha,
escucha a un amigo, acepta un cumplido, ayuda a un anciano,
cumple con tus promesas.

Termina un proyecto deseado, sé niño otra vez,
escucha la naturaleza, muestra tu felicidad, escribe en tu diario,
trátate como un amigo, permítete equivocarte,
haz un álbum familiar, daté un baño prolongado,
por hoy no te preocupes, deja que alguien te ayude,
mira una flor con atención, pierde un poco de tiempo,
apaga el televisor y habla, escucha tu música preferida.

Aprende algo que siempre deseaste,
llama a tus amigos por teléfono,
haz un pequeño cambio en tu vida,
haz una lista de las cosas que haces bien,
escucha el silencio,
cierra los ojos e imagina las olas de la playa,
haz sentir bienvenido a alguien.

Dile a las personas amadas cuánto las quieres,
dale un nombre a una estrella,
sabes que no estás solo, piensa en lo que tienes,
hazte un regalo, planifica un viaje,
respira profundo, cultiva el amor.

Autor Desconocido

viernes, 4 de enero de 2008

A la Luna se le ve el Ombligo


No sé cuanto tiempo habré perdido.
Vivo tan deprisa que se cae de los bolsillos.
A pesar de todo he aprendido,
si la noche es clara a la luna se le ve el ombligo.
¡mira que a la luna se le ve el ombligo!

Ojalá me hubiera dado cuenta antes.
No siempre lo urgente es lo importante,
tal vez son las brujas tal vez el destino.
Yo siempre me pierdo en el mismo camino,
¡siempre en el mismo camino!

Ahora solo quiero estar contigo.
Todo mi universo está debajo de tu ombligo.
Por tus huesos loco de remate.
Todos los molinos se convierten en gigantes.
Quisiera ser tan alto como la luna
mirar por tu ventana cuando estas desnuda
al pasar la barca me dijo el barquero
de Africa a Tarifa cuesta mucho mas dinero,
mucho mas dinero, mucho mas dinero,
mucho mas dinero, mucho mas dinero.

Ojalá me huviera dado cuenta antes
no siempre lo urgente es lo importante.
Tal vez son las brujas tal vez el destino
yo siempre me pierdo en el mismo camino
¡siempre en el mismo camino!



Fito & Fitipaldis